Para evitar esta transmisión de calor, se usa la rotura de puente térmico. Consiste en evitar que la cara interior y exterior tengan contacto entre sí, intercalando un mal conductor, con lo que se reducen mucho la pérdidas. Para las ventanas de aluminio suele utilizarse un perfil separador de plástico embutido en el propio perfil de aluminio que conforma la ventana.
El sistema de ‘rotura’ más utilizado para los cerramientos de aluminio son las varillas de poliamida 6.6 reforzadas con un 25% de fibra de vidrio. Éste es uno de los pocos productos termoplásticos autorizados por la normativa europea UNE-EN 14024.
Las ventajas del uso de la rotura de puente térmico son:
El ahorro de energía.
Mejora el aislamiento reduciendo la perdida de calor y aumenta el rendimiento térmico.
La limitación de la condensación. La rotura de puente térmico consigue elevar la temperatura superficial del perfil interior, en consecuencia se restringe la aparición del rocío.
Permite que el acabado interior y exterior de las ventanas pueda ser diferente, permitiendo así mantener la estética exterior del edificio y dar a su vivienda un estilo propio y diferenciado.
Reunión de vibraciones entre el marco interior y exterior.
Cumple con las exigencias tanto del Protocolo de Kyoto como del nuevo Código Técnico de la Edificación, implantado recientemente en España.
Y si al perfil de aluminio con rotura de puente térmico le añadimos un doble cristal bajo emisivo obtendremos unos altos porcentajes de aislamiento, que acabaran traduciéndose en un ahorro constante en nuestra factura de consumo energético y, por consiguiente, una menor emisión de CO2 a la atmósfera.